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Planeta gatamutante ( y HAL)

La matanza de los gatos

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No se puso la servilleta, con sus uñas afiladas era imposible,ni pensaba presenciar la matanza. La paciencia era una de sus virtudes y él tenía tanta como rayos de sol en un tejado. El brillo afilado estaba muy cerca, así que permaneció sentado lo más dignamente que pudo. 

Todos, en el fondo de sus pelajes, querían ser un gato en esa granja demencial y, sin embargo, el odio recorría su lomo cuando se acercaba a ellos. Sacudía entonces su cabeza, enviando corrientes a través de sus bigotes blancos, para equilibrar las ondas mentales asesinas. No les dedicó mas que una mirada de soslayo y permanente en su periferia, centrado en aquel brillo letal y extraño,y sus reflejos le llevaron al recuerdo del río cercano, con sus aguas gimiendo despacio. Tal sensación le hizo cerrar sus ojos un instante, desolado.

La escena había cambiado cuando los abrió de nuevo. El cuchillo le había dado la espalda y se abalanzaba hacia el ganado. Por fin había llegado el punto de rompimiento y saltó, el mejor de toda su existencia! con una energía nacida de su garganta, abierta ahora, con el instinto liberado en su gruñido,salvaje ahora.

El impulso le llevó sobre los hombros del portador del destino y afianzó sus patas traseras. No supo donde clavó sus colmillos, pero sí donde sus garras finas traspasaron humedad blanda hasta llegar al hueso.Los ojos.

Todo ocurrió tan rápido, que un único pensamiento pasó por su pequeña mente. No lo hacía por los habitantes de aquel cerco, no lo hacía por ellos.

Sacudió sus patas, aún con un globo ocular temblando en ellas y se marchó pradera abajo, en dirección al agua tranquila del río.

Acecándose lentamente a la orilla se inclinó y vió su reflejo, sanguíneo, en el mismo lugar donde los escuchó ahogándose con gemidos apagados y familiares, cuando los buscaba hacía pocas mañanas, cuando buscaba a su hembra y su camada.

 


Pawel Kuczynski image

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