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Planeta gatamutante ( y HAL)

El lugar exacto.

Una nueva entrega para El Universo de las palabras perdidas. Es muy agradable participar entre tantos seres imaginativos, aunque sean humanos. Además, la guerrera convertida en escritora vigila el desmadre de las comas y otros signos puntuitivos (que han decidido abrazar el caos), cuando lo dejo bajo sus ojos.

No, no voy a dar imagen, ya dije que ríe en su propia esfera, allí pertenece. Pero describo, describo!: Una pareja de edad indeterminada en un mirador, que da a un río en medio del mundo verde. Sus ropas no son actuales. Ahí, ya lo dejo, y mejor que imaginarlo, recomiendo guglear e ir . Se me ha olvidado decir a esa esfera si puedo enlacearla, que a HAL le parece bien, y primero hay que preguntar, dice. 

Por cierto, cuando he visitado El Universo...he observado que hay varios micros que empiezan con una conversación. 

Fascinante.

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El lugar exacto. 

-¿ No te das cuenta? No volverá.

Ingrid se giró por un momento de la visión del agua y le miró, sin decir nada.

-No puedes venir aquí todos los días, esperando su regreso, sea invierno o verano. Algunas noches también acudes, cuando la luna lo permite, te he visto.

-¿ Acaso me vigilas?

Tan parca en palabras...Sven se dejó caer en el banco, desalentado. Estaba a punto de desistir, por el amor que ella aún sentía por el maldito Jackus, el recuerdo contínuo...Si no, no entendía este acudir al mirador, que asemejaba cierta locura, dado el tiempo transcurrido.

-Vuelvo a la granja. Tengo que atender a los animales.

Ingrid no dijo nada, ni se molestó en decir adios. Escuchó los pasos alejándose y sólo entonces se permitió derrumbarse, aferrándose a la barandilla con toda su ira como fuerza. Inspiró profundamente, mientras obligaba a su metabolismo a filtrar ese aire, casi irrespirable para ella.

Los despreciaba. A todos. A Jackus, a quien ahogó justo enfrente cuando descubrió su secreto. A Sven, con el olor nauseabundo de todas sus bestias encima... Era asqueroso el lugar donde fue destinada.

Ya anochecía. Dirigió sus pupilas modificadas al firmamento, con un estremecimiento visible.

Este era el lugar de recogida. Cada vez faltaba menos para su relevo.

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