cántame una nana, Lucifer
No puedo dormir bien en contínuo y mis párpados se abren ligeros, sin obedencia , mirando en el extremo de la habitación , sin esperanza, los números zumbantes.
Las 3:33. Suspiro y me levanto.
Salgo descalza, acecándome a la sala, pues me ha parecido oir un chirrido cordoso. En realidad, no necesito mirar. Otra vez le tengo aquí.
-Quiero dormir, Luci.
Siempre sonríe. Es algo que me gusta mucho de él.
Hoy no dice nada, de momento. Abre un libro holográfico que lleva consigo. Me enseña una esfera en la red, solo una.
Asiento , dándole las gracias.
Muto ( mutandis mutantis, quizás al revés) a mi forma pequeña, peluda y con pensamientos del ahora.
Entonces, mueve sus labios y la sonrisa se deforma en mueca. Susurra y nunca grita.
- No olvides , no recuerdes... Ya sabes, me diviertes.
De un salto subo a su regazo y me acomodo. Escucho rascar de piedras entre dientes afilados.
Es su nana, el muy diablo.
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