Los Venerables.
Una caravana, un carromato, viajeros, fogata, un río cercano...y árboles.
Esos son algunos elementos en la imagen del nuevo relato, petit relato, en el Universo de las palabras perdidas. Vayan y vean la imaginación desbordante de la buena gente de allí. Se regalan historias que traspasan cerebros y llegan al neo cortéx. Una buena locura.
Los Venerables
Ruido de metal y ondas sónicas rudas. Fuego y peligro. Un viento controlado alzaba las ramas más cercanas del calor malsano de la fogata, alejándolas. Las hojas temblaban estremecidas, la vibración producida transmitía un grito de alerta y expectación airada.
Unos a otros, los árboles se cuestionaban, mientras las raíces excretaban los últimos recuerdos de los ancestros milenarios. Supieron que estaban condenados. Los troncos añejos, con un hilo de savia, susurraban que ya no podían viajar como antaño, no en los cuerpos arbóreos que habitaban desde hacía milenios, tras su llegada, en aquel mundo azul.
El más joven de la horda animal, sentado frente al árbol, se pregunta de dónde salió ese aire inesperado... y tal como llega el pensamiento, lo olvida.
Aún queda una pizca del poder de los Venerables, aunque es insuficiente, una sombra de lo que fue. No podrán contenerlos.
Espantados, comparten el recuerdo de las antiguas canciones planetarias. Los destructores de mundos habían llegado, al fin.
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