Toda nada.
Y el humeante fluido, oscuro y devorante
antes negro
mostraba mi imagen reflejada,
de otro mundo
concordante con mi espíritu indomable
todo pelo, todo fauces, todo garras
Y quise cambiarme allí mismo
en esa mañana delirante,
frente a una taza espejo
toda piel, toda débil, toda humana.
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